La reforma de la PAC para la OCM de la leche y los productos lácteos en el marco de la Agenda 2000 resuelve sólo parcialmente la situación de insuficiencia de cuota que sufre el sistema lácteo español, por lo que proseguirán las tensiones derivadas de la presencia en el mercado de otras 850.000‑900.000 toneladas de leche sin cuota. Los principales agentes del sistema (productores e industriales, ciertamente no todos) se resisten a la disciplina del régimen de cuotas y operan, aunque no sea sistemáticamente, como si el actual estado de cosas no pudiera ser modificado.
Un plazo tan largo hasta el inicio de la reforma en 2005 deja amplio margen al incidencias, pero facilita el cambio estructural en la producción y la industria para converger con los EE.MM, de la UE de economía lechera evolucionada. Hay que aprovecharlo para progresar deprisa en competitividad.
No es vano especular sobre las modificaciones de la OCM y sus especificaciones de calendario, para conocer lo que realmente comportan, que no parece ser mucho ni estar seguro, porque en 2003 se someterá a revisión el régimen de cuotas "con miras a permitir que el presente acuerdo de contingentes se agote después del año 2006", esto es, sea derogado, y porque el acuerdo de Berlín sobre la Agenda 2000 tendrá que ser reconsiderado en tomo a 2003 o 2004, quizás ya en 2002.
Las expectativas apuntan inexorablemente a que proseguirán el ajuste de población ocupada y la reestructuración. Pero no resulta fácil aventurar cuándo se desacelerará este proceso y en qué número de exploraciones se detendrá. Si se mantuvieran los su puestos del 2000, cabría esperar que hacia el 2005 no quedaran en España más de 25.000 explotaciones. Los 24.600 productores que ahora detentan cuotas por debajo de 50.000 kilos irían, sin duda, jubilándose y/o abandonando en su mayoría de hoy a entonces.